6 de julio de 2016

Monsters

    No recuerdo desde cuándo tengo ataques de ansiedad, sólo sé que un día estaban allí, y que habían llegado para nunca irse.
    La ansiedad te transforma, te conviertes en una de las peores versiones de ti mismo, hieres a quienes se acercan a ayudar porque los percibes como seres incapaces de entender por lo que estás pasando, y claro, si no tienes idea de qué o por qué sucede menos puedes tener idea de cómo ayudar y lo haces mejor si no estorbas. Esa es una de sus caras... Desafortunadamente no es como Janus y sólo tiene dos, cada vez que se asoma es distinta, hay elementos en común: la taquicardia, la respiración entrecortada y la respectiva falta de aire, las ganas de llorar, de gritar, de salir corriendo... Ja, puedes huir de ti mismo, pero NADIE puede huir de sus demonios.
    Yo suelo tomar café con los míos. Son muchos años de convivencia y he aprendido que esa es una guerra perdida, es más sencillo aprender a vivir con ellos, conocerlos, negociar los términos la tregua y el precio del sacrificio que siempre pedirán. Pero un día, de pronto, aparece una cara nueva, como esos malos perdedores que llegan volteando la mesa de póker, y sabes en ese preciso instante que te despides de ti paz mental y debes convencer a este ¿nuevo? y desconocido residente.
    Pues al parecer hoy me tocó a mi, por supuesto que no lo vi venir, por supuesto que terminé hecha un mar de llanto, y por supuesto que me arrepentí luego de lo que dije y cómo lo dije, pero de nuevo, no era yo, era uno de mis monstruos hablando por mi, exigiendo su sacrificio de sangre, demandando ser el más importante de esta suerte de panteón personal donde habitan, y donde se burlan de mi (porque sé que lo hacen ;) )
    Toca comenzar de nuevo la negociación...
    Hola, ven y siéntate, ¿como estás? ¿cómo te llamas? ¿prefieres café, té? No, hoy no tengo vino, pero puedo ofrecerte una cerveza... Veamos, puedes contarme qué te trae por aquí, como ves logramos vivir entre todos con cierta armonía que hemos logrado con mucho esfuerzo ¿Quieres unirte al grupo? Claro, por supuesto que eres bienvenido... Ahora, hay algunas normas, hablamos un lenguaje común para poder saber cuándo se quieren asomar ¿Que tú tienes uno particular? Seguro que lo podemos incluir, y tenderemos un lenguaje más completo, nos comprenderemos mejor. Por lo que a mi respecta tengo una sola norma: NO ME VUELVAS A JODER LA VIDA DE ESA MANERA Y SIN AVISAR. Si decides no acatarla la lucha será dura y sangrienta pero debes saber que siempre quedo victoriosa y de pie.

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