29 de septiembre de 2016

Paisaje matutino

    Es bastante entretenido ver sus rostros desde aquí. Siempre me ha causado curiosidad cómo reaccionan las personas: están aquellos que observan asombrados, los que están horrorizados, e incluso hay algunos que muestran cierto deleite ante lo que ven, mil rostros y mil sentimientos distintos ante un mismo evento. Puedo ver con detalle cómo se dilatan las pupilas de algunos, mientras otros prefieren cerrar los ojos o incluso girar la mirada. ¿Qué pasará por sus tontas y pequeñas cabezas? No intento ser despectiva, son personas pequeñas, de modo que tienen cabezas pequeñas, es bien conocido que las cabezas pequeñas albergan cerebros más pequeños aún y uno de esos no puede procesar más de dos pensamientos al mismo tiempo, así que, es obvio que las personas pequeñas son tontas, es lógico, es simple.

    Observo toda una multitud allí, aglomeradas, murmurando, unos corriendo hacia atrás intentando salir, y otros apretujándose entre si para adelantarse a los demás, como si se tratara del concierto de algún músico popular. Exhiben sus cuerpos sucios, sudorosos a pesar de que no ha subido el sol, rostros y cuerpos llenos de fango y harina ¿acaso esa gente no se lavó antes de salir de casa? Que espanto, deben ser parte de la plebe, solo de ellos se puede esperar algo tan asqueroso. Esas ropas raídas y remendadas, las caras desencajadas del horror y la risa, como si vieran algo terrible y lo celebraran al mismo tiempo.

    Se mezclan las risas, los espantos, es una vorágine de expresiones y siento que me marean, de hecho comienzo a ver todo un poco más borroso. Acabo de notar que están gritando, tan abstraída estoy observándolos que no los había oído, pero no logro distinguir las palabras, lo único que oigo es un zumbido extraño que no logro identificar ¿Un abejorro quizás? no, se parece más el ruido que hacen las moscas al revolotear cerca de la comida abandonada, pero no logro verlas... Ahora que lo pienso mejor, sólo logro ver al frente pero no siento rigidez en el cuello, alguna suerte de tortícolis extraña que quizá debería consultar al doctor.

    Si, definitivamente mandaré a llamar al médico, ahora no veo nada, solo percibo el zumbido de las moscas, mezclado con los gritos y vítores que siento cada vez más lejanos. Sentir... me siento extraña, fría y como si flotara en  una bañera, y al mismo tiempo un dolor agudo, fuerte e intenso en mi cabeza, como si me halaran el... -pensó, mientras su cabeza caía en el saco de cuero que habían dispuesto para ella.

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Me by Julien Belligt;