Por mucho que yo piense que no hay imposibles, parece bastante improbable que podamos escapar a nuestras emociones; Tanto dioses, como demonios y mortales, respondemos a ellas y a la fuente que las genera, a veces de buena manera, otras... no tan buena.
Tal es, que suelo crear mis más largos escritos después de una buena dosis de emoción que me remueva los sentimientos, sensaciones gratas o ingratas.. pero pasiones que nos recuerdan que estamos vivos y que somos mucho más que un saco de carne y huesos ( bueno, la mayoría... hay unos cuantos que sólo sirven como alimento, desecho y otros que al menos, de mal ejemplo)